Ayer caminabamos en patota hacia un bar de San Martín cuando sonó el celular de Maga. Cuando lo abrió se empezó a reír y me mostró el sms. Al leer el remitente me dieron muchas ganas de contarle de este blog y de mi último post. Pero no daba, ni un poco.
No solo la obligamos a irse del bar con nuestro candidato preferido sino que además terminé en el tutú nuevo del susodicho, sentada atrás cuál hermana chiquita, tarareando Chapa C y despidiendolos con una sonrisa enorme y un gracias en la puerta de mi casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario