Como amanecí temprano y con tiempo ordené la cocina, limpié y le dejé preparado a mi madre el desayuno: tostada, mermelada y mate.
Al rato, cuando se levantó, yo ya estaba arriba. Escuché que gritaba, con voz de misteriosa:
"Hiji, veni! Parece que alguien te dejó un desayuno"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario