La gancho, el lindo y el colorado

Si hay algo que le encanta a mi vieja es buscarme candidatos. A ella no le preocupa que no tenga novio o que no me enamore, a ella le molesta cuando no tengo un chico con quien hablar, a quien ver cuando salgo, con quien mandarme mensajes. Hace lo imposible por contactarme con chicos de mi edad, y de un par de años más: entonces me trae msns de hijos de compañeras del gimnasio, me manda a pagar el agua a la casa de los "chicos lindos", me hace caras cuando en algún restó hay un chico fachero, le habla de mi a los conocidos con hijos adolescentes. Pobre, parece más desesperada que yo.

Nacho es el hijo del esposo de una de las mejores amigas de mi vieja; un veinteañero lindo, tímido, músico y de buena labia. Desde que lo conoció, mi madre se ocupó de tirarle flores y hablarme mucho de él a mi y de mi a él.

Lo conocí en el cumple de su hermanita y pegamos buena onda, me agregó al messenger y empezamos a hablar seguido. Yo estaba laburando en una radio y el acababa de lanzar un demo con su banda, así que arreglamos un día, vinieron a la radio y los entrevisté. Los compañeros de grupo tiraban indirectas todo el tiempo referidas a él y yo, cuando en un momento escuché:

No che, que le prometimos al Colo que Mora era de él.



Días después, en un recital de ellos, conocí al Colo y verifiqué (porque mis sospechas sobre el grado de pateisismo del pibe ya eran amplias) que tengo un iman que atrae idiotas e incomprendidos sociales. Definitivamente.