20/10/09

Oportunistas de pasillo

Maria fue una de las más presentes en mi Bariloche. Por varias razones, pero principalmente porque estaba en mi cuarto y llevabamos el mismo ritmo de dormir algunas horitas por noche sin seguir de largo.

Paseos en el asensor loco, abrazos largos y sentimentales, corridas por la escalera, quintas comidas, canciones enteras meneando, competencias en las excursiones y Virginias Slims a escondidas.

Una noche volvimos de Genux juntas, llegamos a la recepción y pedimos la llave: "ya la llevaron". Llegamos al cuarto y descubrimos que estaba cerrado. Golpeamos la puerta sin respuesta alguna. Sabiamos que adentro estaba la tia, porque Luz se había quedado en la disco.

Nuevamente golpeamos, sin obtener respuesta. Marcela y la reconcha de la lora. Le dimos tan fuerte a la puerta y durante tanto tiempo que salieron dos chicos de enfrente algo tentados a preguntar si estaba todo bien.

Supongo que fue una buena excusa para sacar tema de conversación y empezar una larga e interesante charla con los vecinitos que duro hasta que a eso de las seis apareció Marce, muy campante, con la llave en manos y ganas de dormir.

No hay mal que por bien no venga.

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