13/10/09

El gaucho y el doble de riesgo

La historia de Cairo (la no historia, en realidad) ya la debo haber contado.

El hecho de no haber concretado nunca lo volvió una especie figurita repetida en las charlas con Abigail; siempre que puede lo hace aparecer: desde un "saaabesss quien entro hoy a mi cuuurso? tuu amoor" hasta algún link en nuestra charla de msn con fotos de él en facebook.

Después de dos años más que risa no me puede causar la situación.

En Bari la noche bizarra nos vestimos de jugadoras de fútbol con las camisetas de los chicos. Fue LA noche: todas felices por la comodidad que puede darte un short deportivo y zapatillas para bailar, sumándole lo sexy que puede quedar una mina con camiseta anudadita (llegamos a la conclusión que levanta) y con mucho alcohol encima después de una previa potente que había sido regalito del padre acompañante.

Cerebro, altere general, todos en pedo. Maga y Cele al hotel temprano fisuradas. Luz en pleno chamullo con el vecino Jonas Brother.

Yo estaba bailando con Lola, a pleno perreo cerca de la barra cuando se acercaron dos muchachos con obvia actitud de caza chicas. Descubrimos que uno era El Colo (más conocido como el Indio por los que fueron a Bariloche) que esa tarde nos había dado un discurso melancólico y con pianito de fondo con el que solo Maru y yo habíamos llorado.

Lola con los chicos es tímida y con nosotras callada en lo que a ellos respecta: pero esa noche supe darme cuenta que Lola le quería dar. Gaucho, caballero, lindito y bueno, típico pibe en el que ella se fija. Miré al compañero, para ver si me tocaba hacerle la pata o pasar un buen rato.

Y ahí realicé el gran descubrimiento: era igual a Cairo.

O mejor: muy buen chamullo, uruguayo y fanático de La Vela Puerca. Todo iba bien. Tuvo que remarla después de deserotizarme totalmente confesándose un fanático de Arjona y mostrándome la entrada para ir a ver a su ídolo. Finalmente esa noche me chapé a Cairo, bueno.. a Cairo II.

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