7/2/10

Girls just wanna have fun!

Abigail, Magalí y yo en San Bernardo. Nos arreglamos y salimos. Se hizo tarde y conseguir promociones siendo casi las tres se complicaba mucho. "50 pesos la entrada, dos tragos cada una y sin cola" fue la mejor oferta. Que si, que no; Maga decidió quedarse afuera basicamente porque conocía la disco y no quería gastar ese dinero, nosotras entramos, al fin y al cabo los gancias allí rondaban los 20 pesos.

Dos pistas repletas de gente y un patio que ofrecía buena música, aire y la posibilidad de sociabilizar. En seguida nos encontramos con un grupo de conocidos con los que pasamos buena parte de la noche, hasta que consiguieron chicas gauchitas dispuestas a entrar a su duplex. Una vez solas y con nuestros gancias en mano nos dispusimos a recorrer.

No se bien por qué pero la gente tiene más tendencia a charlar y chamullar cuando las mujeres andamos de a dos, así que esa noche con Abigail fuimos hermanas, nos llamamos Bahía, Azul, Trinidad, Milena, fuimos de Santa Fe, de La Plata y estudiamos arquitectura, abogacia, diseño industrial y no se cuántas mentiras más.

Volvíamos de cambiar nuestro segundo trago cuando nos cruzamos a un grupo de chicos que habíamos conocido en la plaza antes de entrar, eran todos pampeanos, estudiando en la UCA en Buenos Aires, lindos y chetos. Muy simpáticos sacaron distintos temas de charla y cuando quise darme cuenta entendí que el morocho estaba a los besos con mi amiga. No pude disimular mi cara de sorpresa y estiré lo más que pude la charla con el rubio (esta característica le quitaba encanto) hasta que me robó un beso, y casi por inanición se la seguí.

Hasta aquí, nada especial. Lo loco fue cuando el morocho se hizo el cancherito comentando que ellos eran como hermanos y que siempre compartían, y al ritmo de la música se fue acercando a mi. Con Abigail cruzamos miradas de sorpresa e incomodidad y en un abrir y cerrar de ojos otra vez me sorprendí viendo a mi amiga, pero con el rubio que antes había pasado por mi. Solté una risa y dejé que el morocho me coma la boca.

Al parecer querían más, porque luego de invitarnos a su departamento unas veinte veces prometiendo el oro y el moro nos propusieron chape entre nosotras, casi a modo de espectáculo.

Nos reimos haciendonos las lindas, y desaparecimos de la pista repetiendo a cada rato, tentadas, somos unas hijas de puta!.

3 comentarios:

  1. -JAJAJA, yo hice eso con una amiga ! es lo mas, me encantoo tu entrada, te sigo (: .

    ResponderEliminar
  2. Jajaj me hiciste acordar a una situación ocurrida en 2do/3er año, más o menos parecida.
    Hay que divertirse a veces!

    ResponderEliminar
  3. Uy si, san bernardo querido. que ganas de volver!
    suerte

    ResponderEliminar