18/5/10

Barra libre

Ya adentro, con el bordo de fondo, palitos de contrabando y vasos de cerveza en mano, las cuatro nos disponíamos a disfrutar de lo que sabíamos que sería una memorable noche.

Cayó Ale y sus secuaces: el Colorado, Nacho y el nuevo. Se dio una charla buena onda, hasta que la gente comenzó a dispersarse y yo quede, lisa y llanamente, sola.

Así que me puse a sociabilizar: charlé con un loco fanático de la filosofía de esos que hablan a modo berborrajico, cuando me cansé entablé conversación con un tipo igual al pelado Cordera que me dejo tironearle la barba. Hasta que por fin se me acercó un ser normal y de esos que decís "le doy". Morocho, carilindo, rondeando los 20. Estudiante de numeros, charlamos, fácil, veinte minutos (a todo esto el nivel de cervezas en mi cuerpo ya ascendía los seis vasos, asi que la noción del tiempo puede variar). El chico muy copado y de un chamullo suspicaz, casi inteligente.

Me dijo que lo esperara y se fue a la barra en busca de dos vasos de birra. Nuevamente por esto de que la borrachera hace perder la noción del tiempo no me animo a afirmar cuantos minutos pasaron, pero para mi fueron muchos y me sentí, como quien dice, plantada. De hecho empecé a hacerme la cabeza sobre por qué se habría ido, qué había dicho o hecho, tendría algun pedazo de palito entre los dientes o me había ido de boca. Me hice acordar a Lucia Gonzalez.

Sola, en el medio de la pista cerca de la barra y con la mirada perdida, tan patética debo haberme visto o tan plantado se debe haber sentido él, que se acercó a hablarme. Cuando hablo de él me estoy refiriendo a Nacho, y decidió ubicarse a mi lado a matar su aburrimiento justo cuando el morochitolindodecasiveinte se me acercaba con los dos vasos en mano y una simpática sonrisa. La situación me desbordó: lo miré, me miró, le sonreí, Nacho me sonrió, él se dio vuelta, yo amague a llamarlo, no recordé (o no sabía) el nombre. Me callé. Nacho miró para atrás, no entendió.

Mientras el lindo desaparecía, Nacho me daba su vaso de cerveza y me señalaba, muy contento, a mi amiga Luz, que se besuqueaba en el medio de la gente con el nuevo.

Creo ya haber contado que Nacho es el hijastro de la mejor amiga de mi vieja, así que después de aclararme de quien soy hija me comió la boca, y un minuto después estabamos dando un espectaculo bizarro que entretuvo a las distintas parejitas (Maga-Ale, Luz-ElNuevo, Marce-Porrito). Yo sentada en un sillón, él sentado arriba mio en posición casi sexual, chapando como si el mundo se acabase esa misma noche.

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